Nombre

DE SICILIA Y ARAGÓN, MARÍA

María de Sicilia, reina de Trinacria. Sicilia, 1377-1401

Marco temporal

ca. 1362 – 1401. Finales siglo XIV.

Marco geográfico

Sicilia, Cerdeña y Cataluña

Perfil biográfico

María nació en el Castillo Ursino de Catania (Sicilia) a finales del año 1362 o durante los primeros meses del 1363. Hacía poco más de año y medio que se habían casado sus padres, Federico III (IV) el Simple (1342–1377), hijo de Pedro II de Sicilia y Elisabet de Carintia, y Constanza de Aragón (1342–1363), hija de Pedro III (IV) el Ceremonioso de Aragón y María de Navarra.

Pocos días después de su nacimiento, ante los problemas con los representantes de la nobleza local y las pretensiones de la Corona de Aragón, el rey Federico hizo jurar a los barones fidelidad a la infanta como sucesora del reino de Sicilia.

Cuando todavía no había cumplido el año murió su madre y pasó a estar bajo la tutela de su padrino Artal de Alagón (†1389) de la facción catalana. La infanta vivió de bien cerca los enfrentamientos de la nobleza insular y las negociaciones del vasallaje de la isla con el Papado y con el reino de Nápoles. Bajo la tutela del Papa Gregorio XI (último papa de Aviñón, 1370-1378), el 20 de agosto de 1372, su padre selló la Paz de Catania o Tratado de Aviñón. Entre los acuerdos ratificados, el soberano aceptó el título de rey de Trinacria vasallo del Papa y de la reina Juana I de Nápoles; se confirmaba el derecho a la sucesión de la infanta María si no nacía un varón y se acordaba el matrimonio de Federico con Antonia del Balzo (Baus), noble dama de la corte napolitana. A partir de este momento se levantó el entredicho que pesaba sobre Sicilia con la Santa Sede y se llegó a un entendimiento con los Anjou.

En cuanto a las múltiples negociaciones matrimoniales que se habían debatido, ya en 1370 se había negociado estrechar las relaciones con los Visconti, proponiendo un doble enlace: el del rey Federico con una hija de Bernabó Visconti y el de la infanta María con un hijo del mismo señor de Milán. Pero esta propuesta fue rechazada inmediatamente por Pedro el Ceremonioso y el Papa Gregorio XI, quien amenazó en no ratificar la paz con Nápoles.

La reina Antonia falleció sin dejar descendencia un año y medio después de su matrimonio. De nuevo se propuso la unión del reino de Trinacria con los Visconti de Milán, pero sin incluir la infanta. El mes de febrero de 1377 se firmaron los esponsales del rey con Antonia Visconti que no llegaron a buen puerto por la muerte del rey Federico en Mesina el 27 de julio de 1377.

Así pues, a los 14 años, María sucedió su padre como Maria Dei gratia regina Sicilie et Athenarum ac Neopatria ducissa (r. 1377–1401) aunque el gobierno fue ejercido por su tutor y vicario general de la isla, Artal de Alagón. Ante las protestas de los barones, el gobierno fue confiado a cuatro vicarios – el mismo Artal, Manfredo Chiaramonte, Guillem de Peralta y Francesco Ventimiglia –, dos de cada bando, catalán y latín. La isla quedó repartida entre estas cuatro grandes familias y la reina prácticamente quedó prisionera de su tutor en el castillo Ursino de Catania (QUATRIGLIO 1985).

Siguiendo la línea iniciada por el rey Federico, Artal de Alagón retomó las negociaciones para establecer una alianza matrimonial con los Visconti. En otoño de 1377 se selló el acuerdo de desposorio con un sobrino de Bernabó Visconti, Joan Galeàs Visconti, conde de Vertus (1351–1402). Pero, como narra el mismo Pedro el Ceremonioso en el apéndice de la Crònica“Après, nós, sabent la mort del dit rei Frederic de Sicília, cunyat e gendre nostre, e sabent que els dits barons contractaven, sens nostre consentiment, matrimoni de la dita infanta ab lo comte de Virtut, trametem ambaixada a aquells dits barons per desenganar-los, que es guardessin de fer matrimoni de la dita infanta, com no es pertangués a ells, mas a nós qui érem son avi, e lo regne tenguessen per nós, a qui es pertanyia de dret, per virtut del testament del rei Frederic lo Vell” (SOLDEVILA, 2014), esta decisión llevó a los hechos de Porto Pisano (junio, 1379): cuando únicamente faltaba por embarcar el conde de Vertus, Gilabert de Cruïlles (†1395) atacó y quemó todos los barcos que estaban a punto de partir hacia Sicilia.

En Cataluña, el otoño de 1378, murió la esposa del infante Joan -duque de Girona-, primogénito de la corona de Aragón y, inmediatamente, su padre lo propuso como esposo de su nieta y activó todos los protocolos pertinentes. El problema parecía resuelto cuando se recibió la aceptación por parte de los vicarios de Trinacria durante la primavera de 1380, pero el duque de Girona, que siempre se había opuesto a esta unión porque la consideraba incestuosa, anunció su compromiso con la hija del duque de Bar. El rey Pere tuvo que buscar una nueva estrategia y un nuevo candidato.

La tercera esposa del Cerimoniós, la reina Elionor (†1375), había nombrado heredero a sus derechos a la corona de Sicilia al infante Martí (1356-1410) que tenía un hijo de cuatro años también llamado Martí (1376-1409). Fue el pretendiente propuesto para la nieta siciliana de ya 18 años. El acuerdo fue firmado el 24 de julio de 1380 por el soberano de Aragón (†1387), el infante Martí (†1410), Guillem Ramon de Montcada (†1398) y Enrico Rosso (†1386), estos dos últimos como representantes de la reina María.

Ya había pasado más de año y medio desde que Guillem Ramon de Montcada había conseguido sacar la reina María del castillo Ursino, el 23 de enero de 1379, donde había vivido bajo la vigilancia de Artal de Alagón (DE MARTINO, 2013). Lo que en aquel momento pareció ser una salvación se convirtió en un secuestro y un terrible presidio. De Catania fue a parar al castillo de Augusta. De Augusta fue conducida a Licata, y de Licata a Augusta, y finalmente, con el acuerdo matrimonial firmado, el vizconde de Rocabertí –bajo las órdenes del Ceremonioso-, burlando el asedio de Augusta, condujo la reina a Cagliari (Cerdeña) el 1382. El tiempo que pasó la reina en estos castillos asediados fue de grandes penurias por la carencia de abastecimiento y de dinero que tenían que llegar de la Corona de Aragón. Se conoce que durante el tiempo que residió en el castillo de Cagliari, el gobernador de esta ciudad tuvo que pedir asistencia – monetaria y sanitaria – para la reina María. Allí continuó el presidio.

No será hasta la primavera de 1386 que será trasladada a Mallorca y poco después llegará a Barcelona. Pero durante todos aquellos años que estuvo bajo la tutela directa de su abuelo -el Ceremonioso murió en enero de 1387- y de sus futuros suegros, Martín de Montblanc y María de Luna, la reina residió en Cataluña y siempre tuvo dificultades para mantener su casa o corte. Durante el año 1390, el papa Clemente VII (Aviñón, 1378-1394) concedió la dispensa matrimonial para contraer matrimonio con el infante Martín (1376–1409) (FODALE, 2008). En ese momento la novia doblaba la edad del novio.

No fue hasta un año y medio más tarde del acuerdo matrimonial que la pareja partió de Port Fangós (Tortosa) en la expedición financiada por Martí de Montblanc. El día 22 de marzo de 1392 la escuadra amarró en Favignana (Trapani). Su llegada había sido negociada y los barones sicilianos ya habían sellado fidelidad a la reina, pero oposición a los dos Martí. Esta lucha duró hasta el 1397, con una sangrienta limpieza de los ribelli y redistribución y división de las grandes concentraciones de tierras en manos de los Alagón y de los Chiaramonte, que pasaron a los Cabrera, a los Montcada (Moncada), a los Queralt, a los Santa Pau, etc. (LOMBARDO, 2018). Durante este decenio se verán continuos cambios en la propiedad de las viejas baronias insulares. Será la colonización de la isla por los recién llegados  y sus aliados.

Desde el momento que Martín l’Humà o el Vell tuvo que dejar la isla para dirigir la Corona de Aragón, a la muerte de su hermano Joan (†1396), el gobierno de Trinacria permaneció en manos de Martín el Jove y un Consejo real. La reina que se sentía abandonada cayó en una grave depresión. Durante los meses de su enfermedad se temió por su vida y tuvo que ser atendida por los mejores médicos de su tiempo (SANTORO, 2003). A principios de 1398, ante una relativa mejoría de la reina, el joven rey pudo cumplir  sus funciones matrimoniales y, durante la primavera, se confirmó que la reina estaba en estado. Aquel mismo año, María y su esposo Martín el Jove fueron aceptados como reyes: María I y Martín el Joven.

El 17 de noviembre de 1398 nació un niño que la reina le puso por nombre Federico, como sus antepasados sicilianos, pero que sería bautizado el día de San Jorge de 1399, en la capilla del Paraíso del Castell Ursino, con el nombre de Pere, según la tradición aragonesa. Una vez más la reina pintaba muy poco. Serán unos meses de felicidad hasta que alejarán el niño de los aposentos reales. La justificación será que hay que apartarlo de la influencia materna para poder desarrollar su personalidad (LO FORTE, 2003).

En circunstancias que nunca han recibido una explicación plausible, el 8 de noviembre de 1400, el niño murió mientras estaba con sus padres. En la lápida mortuoria del ábside de la catedral de Catania está inscrito como Federicus. El cuerpo del niño fue reclamado por su abuelo y, según algunos autores, trasladado al monasterio de Poblet. Hecho que quedó desmentido al abrir la tumba de Federico II (III) en 1958, ya que se encontraron los huesos de un niño de unos 3 años (REALE, 1983). El día 3 de enero de 1401 el pueblo de Catania le rindió un solemne oficio en la catedral.

En la primavera del 1401, los estragos que estaba produciendo un nuevo brote de peste hizo que la reina abandonara Catania. En el castillo de Lentini, el día 18 de mayo, se le desataron todos los síntomas de la peste. La reina que desde la muerte del hijo había entrado en un grave estado depresivo, nunca recibió una palabra de consuelo de su esposo que, desde Módica, esperaba el desenlace.

El miércoles 25 de mayo a las dos de la madrugada, se acababa la desastrosa vida de quien nunca supo escapar del secuestro de los barones sicilianos ni del acoso de los reyes de Aragón. El día 14 de junio su suegro todavía no sabía nada porque escribe a su hijo hablando de la bona sanita de la reyna y exhortándolo a continuar probando de “en haver hereu e successors qui sien a honor gloria de nostre Senyor Deu e plaer e consolacio nostra”  (LO FORTE, 2003).

La reina fue enterrada provisionalmente en la iglesia de los Capuchinos de Lentini: Chiesa di S. Andrea e dell’Immacolata (SCOLARI 2011; PISANO, 1898), y, posteriormente, trasladada a la catedral de Catania cerca del relicario de Santa Ágata (1376) de Giovanni di Bartolo (†1404). Este maravilloso trabajo de orfebrería había llegado a la ciudad etnea cuando María hacía muy poco que era reina.

Posiblemente, la caja del sarcófago con el frontal de la Anunciación que actualmente es parte de la tumba de Constanza de Aragón de la catedral de Catania ya había sido esculpido para ser la sepultura de la reina María de Sicilia. En este momento me atrevo a decir que pudo ser un encargo de los caballeros (nobles) de la Empresa de la Corretja durante el 1397, cuando la reina padeció una grave crisis de salud (VILADOMIU, 2021), contradiciendo lo que anteriormente había expuesto.

Actualmente, su cuerpo está en el interior del sarcófago del rey Frederic II (III), hijo de Pere el Gran de Aragón, en la Capella della Madonna, junto con su hijo y otros familiares (REALE, 1983; VILADOMIU, 2009).

Textos epigráficos

Copia de la lápida de la tumba de la reina María de Sicilia a la iglesia de San Francesco de Assisi all’Immacolata a Lentini:

“Hospes siste gradum Tumulum uenerare Mariam

Hic habet hanc genius Fridericus tertius Orbi.

Martini iunctam talamo, qui sceptra Sicani

Impery, et Siculas iamdudum rexit habenas.

Ambo Leontinam decorarunt dotibus Vrbem,

Alter enim Illustris firmauit iura Senatus

Altera dar cineres monumentum atque Vrbis honore

Euiuis decessit Leontinis et in hoc Diui FRANCISCI Cenobio

Sepulta .8.Kal:Iuny ab Orbe reparato 1402:”

Inscripción sobre el escudo de armas del Reino de Sicilia. (Documento fotográfico: Soprintendenza di Catania Archivio Fotografico; cartella A.6.5. – AF SBCA CT; 1952) Pared derecha del ábside de la catedral de Catania:

FEDERICUS II. SICILIE REX. IOANNES EIUS FILIUS.

LUDOVICUS I PETRI II FILIUS. MARIA FEDERICI III

FILIA ATQUE MARTINI I CONIUX FEDERICUS

QUOQ. INFANS MARTINI PRIMI ET MARIE

REGINE FILIUS. HOC UNO CONDUNTUR TUMULO

Texto: Pilar Viladomiu.

Bibliografía abreviada

DE MARTINO 2013, 49–50; FERRER i MALLOL 1992, 35–40; FODALE 2008, 74-82; LO FORTE 2003, 9–127;LOMBARDO 2018, 23-28; PISANO 1898, 227-228; PISPISA 1992, 49; QUATRIGLIO 1985, 57–60; REALE 1983, 55–58, 118; SANTORO 2003, 129-148; SCOLARI 2011, 91–95; SOLDEVILA 2014, 402, 406-410; VILADOMIU 2009, 177-179; 2021, 5-7, 55.

Bibliografía

DE MARTINO Costantino, 2013, «Personaggi della Contea di Augusta. Raimondo III conte di Augusta e il rapimento della Regina Maria» Notiziario Storico di Augusta n. 33; FERRER i MALLOL Maria Teresa, 1992, «La política siciliana de Pere el Cerimoniós» Els Catalans a Sicília; FODALE Salvatore, 2008, Alunni della perdizione. Chiesa e potere in Sicilia durante il Grande Scisma; LO FORTE SCIRPO M. Rita, 2003, C’era una volta una regina… Due donne per un regno: Maria d’Aragona e Bianca di Navarra; LOMBARDO Luigi, 2018, De Ferula. Storia di una famiglia ribelle; PISANO BAUDO Sebastiano, 1898, Storia dei Martiri della Chiesa de Lentini; PISPISA Enrico, 1992, «La baronia siciliana del segle XIV» Els Catalans a Sicília; QUATRIGLIO Giuseppe, 1985, Mille anni in Sicilia, dagli Arabi ai Borboni; REALE Domenico, 1983, Gli ultimi scavi del Duomo di Catania (cemento bizzarro); SANTORO Daniela, 2003,«Zucchero e acqua di rose: tra fiori, erbe e acque medicinali in Sicilia, alla corte di re Martino». Schede Medievali, vol. 41; SCOLARI Roberto, 2011, Lentini. Città dei SS. Martiri; SOLDEVILA Ferran, 2014, Crònica de Pere III el Cerimoniós; VILADOMIU Pilar, 2009, Guia de les tombes reials del Casal de Barcelona; 2021, El Sarcòfag parla de l’Empresa de la Corretja.

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